Oración 24-7
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Parte 9 de 46
Hoy es viernes, 11 de marzo, y esta semana estamos siguiendo a Jesús de camino a la cruz, y a la resurrección.
Ahora, al iniciar mi tiempo de oración, hago una pausa para estar quieta; para respirar lentamente, para re-centrar mis sentidos, que se encuentran dispersos, delante de la presencia de Dios.
Jesús, Tú eres el camino, la verdad y la vida. A través de esta época de Cuaresma, mientras medito en tu Santa Pasión, que mi amor sea reavivado, para que pueda vivir sacrificada y enteramente para Ti.
Hoy escojo regocijarme en el cuidado atento de Dios, uniéndome a la alabanza ancestral de todo el pueblo de Dios en las palabras del Salmo 55:
Pero clamaré a Dios,
Salmo 55:16 – 18 (NTV)
y el Señor me rescatará. Mañana, tarde y noche
clamo en medio de mi angustia,
y el Señor oye mi voz.
Él me rescata y me mantiene a salvo
de la batalla que se libra en mi contra,
aunque muchos todavía se me oponen.
La cena en casa de Simón el Leproso ha terminado. Judas se ha ido temprano. Me pregunto qué estará tramando.
Uno de los doce, el que se llamaba Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes. ―¿Cuánto me dais si yo os entrego a Jesús?—les propuso. Decidieron pagarle treinta monedas de plata. Y desde entonces Judas buscaba una oportunidad para entregarle.
Mateo 26:14-16 (NVI CST)
Las escrituras no son claras en cuanto a la motivación de Judas para traicionar a Jesús. Tal vez Jesús no cumplió sus expectativas. ¿Quizás trataba de obligar a Jesús a actuar? ¿Fue la mujer la que desperdició su herencia en lugar de llenar la bolsa de dinero de Judas; la bolsa de la que robó? ¿Fue la gota que colmó el vaso?
¿He intentado alguna vez obligar a Dios a actuar, a cumplir mis expectativas?
Señor: me arrepiento de mi impaciencia y de mi obstinación. Por las veces que he intentado forzar tu mano para poder conseguir lo que quería, cuando lo quería. Por favor, perdóname.
Dios: oro por aquellos que, como tú, han sido traicionados por amigos cercanos o por la familia. Te pido que les consueles, rectifiques los errores cometidos, cambies los corazones duros y restaures las relaciones rotas, reconstruyendo tanto la fiabilidad como la confianza.
Al volver al pasaje, abro mis oídos para escuchar tu Palabra, y mi corazón para rendirme a tu voluntad una vez más.
Uno de los doce, el que se llamaba Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes. ―¿Cuánto me dais si yo os entrego a Jesús?—les propuso. Decidieron pagarle treinta monedas de plata. Y desde entonces Judas buscaba una oportunidad para entregarle.
Mateo 26:14-16 (NVI CST)
La Dr. Paula Gooder, canciller de la catedral de St. Paul, hace esta observación:
La acción de Judas fue doblemente problemática, no sólo porque llevó a la muerte de Jesús, sino por el uso inapropiado de las monedas de plata por parte de los sacerdotes. La referencia a que las monedas eran de plata sugiere fuertemente que eran… utilizadas para pagar el impuesto del Templo para la conservación y mantenimiento del mismo. El dinero de Judas, por lo tanto, estaba destinado a mejorar la adoración a Dios – y en cambio fue utilizado para provocar la muerte de Jesús.*
Dios: sé que en varias ocasiones he sido no sólo el traicionado sino el traidor. Me pongo en tus manos y te pido misericordia y restauración.
Y ahora, mientras me preparo para llevar este tiempo de oración al día que tengo por delante, el Señor me recuerda en el Salmo 9:
En ti confían los que conocen tu nombre,
Salmo 9:10 (NVI CST)
porque tú, Señor, jamás abandonas a los que te buscan.
Padre, ayúdame a vivir este día al máximo, siendo auténtica contigo en todo.
Jesús, ayúdame a darme a los demás, siendo amable con toda la gente con la que me encuentre.
Espíritu, ayúdame a amar a la gente que se encuentra perdida, proclamando a Cristo en todo lo que digo y hago.
Amén.
*Dr. Paula Gooder. Pieces of Silver: An Exploration of Corruption, Bribery, Transparency and Justice in the Christian Scriptures:http://www.theology-centre.org.uk/wp-content/uploads/2013/04/Thirty_pieces_of_silver.pdf
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