Oración 24-7
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Parte 22 de 46
Hoy es jueves, 24 de marzo. Día de celebración de Óscar Romero, que fue asesinado tal día como hoy en 1980. En los días de fiesta nos detenemos para celebrar las historias y aprender de las vidas de los héroes de la fe, cuyo testimonio colectivo encarna nuestras seis prácticas en el corazón de Lectio 365. Éstas son: Oración y creatividad, justicia y hospitalidad, aprendizaje y misión. Por ello, hoy damos gracias a Dios por el extraordinario ejemplo de Óscar Romero, una héroe de la oración y de la justicia.
Ahora, al iniciar mi tiempo de oración, hago una pausa para estar quieto; para respirar lentamente, para re-centrar mis sentidos, que se encuentran dispersos, delante de la presencia de Dios.
Padre Dios: abre mis ojos, agita mi corazón y enséñame cómo: ‘Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarme ante…’ ti hoy. (Miqueas 6:8)
Hoy escojo regocijarme en la gloria de Dios, uniéndome a la alabanza ancestral de todo el pueblo de Dios en las palabras del Salmo 113…
En todas partes—del oriente al occidente—,
Salmo 113:3-4 (NTV)
alabad el nombre del Señor.
Él está por encima de las naciones;
su gloria es más alta que los cielos.
Óscar Romero fue el arzobispo de San Salvador durante una época de terrible violencia de guerra y opresión en la nación de El Salvador. Por naturaleza y formación era un hombre conservador al que le encantaba leer, pero Romero se convirtió en un faro de esperanza para los pobres. Fue un feroz opositor a la desigualdad económica y al secuestro, la tortura y el asesinato de su pueblo. Óscar Romero fue asesinado durante la misa del 24 de marzo de 1980, como consecuencia de su postura, centrada en el evangelio, contra los poderes injustos de su época.
En la recopilación de James R Brockman sobre la enseñanza de Romero, La violencia del amor, escribe:
Jamás hemos predicado violencia.
La violencia del amor, Oscar Romero.
Solamente la violencia del amor,
la que dejó a Cristo clavado en una cruz,
la que se hace cada uno para vencer sus egoísmos
y para que no haya desigualdades
tan crueles entre nosotros.
Esa violencia no es la de la espada,
la del odio.
Es la violencia del amor,
la de la fraternidad,
la que quiere convertir las armas
en hoces para el trabajo.
El amor no es teórico.
Ni es blando o débil.
Según Romero, hay una violencia en el amor. No una violencia que hace daño a la gente, sino una violencia que se resiste a todo lo que hace daño a las personas. Se enfrenta a los poderes que explotan y destruyen a los hijos amados de Dios. Es una pasión violenta que grita: “¡Basta ya! En el nombre de Cristo, basta ya”. Este es el tipo de amor que Jesús demostró en la cruz.
¿Siento este tipo de amor intenso y sacrificado por los demás? ¿Qué me puede costar amar así?
Jesús: te pido que me des la valentía para amar como lo haces tú.
Pienso en los que se enfrentan a amenazas, violencia e injusticia en todo el mundo hoy en día.
Dios: te pido que demuestres tu amor protegiendo a los vulnerables y levantando a los pacificadores.
En libro La violencia del amor, Óscar Romero continúa diciendo:
‘Y por eso, todos, si de veras queremos aprender el sentido de conversión y de fe, de confianza en el otro, es necesario hacerse pobre o, por lo menos, tomar como causa íntima nuestra la causa de los pobres. Es entonces cuando el hombre comienza a sentir la fe y la conversión, cuando tiene alma de pobre, cuando sabe que de nada sirven los capitales y la política y el poder. Sin Dios no somos nada, y el sentir esta necesidad de Dios es la fe y la conversión’. **
La violencia del amor, Oscar Romero.
Romero creía que Dios tiene predilección por los pobres, no porque los pobres nunca pequen, sino porque comprenden sus propias necesidades y a menudo son impotentes para satisfacerlas. Los ricos pueden ser fácilmente autosuficientes y perder de vista su necesidad de los demás y su dependencia de Dios.
¿Puedo dejar de luchar por la riqueza, el poder y la influencia y reconocer en cambio mi total dependencia del amor, la misericordia y la salvación de Dios?
Dios: tú sabes que en el fondo me gusta ser, o al menos aparentar que soy autosuficiente. Me resulta fácil fingir que no necesito a los demás, o incluso a ti a veces. Pero sé que esto no es cierto. Señor, muéstrame mi total necesidad de ti. Hazme ver la pobreza de mi propio corazón. Enséñame cómo hacer mía la causa de los pobres. Te entrego ahora mi corazón, mi todo.
Y ahora, mientras me preparo para llevar este tiempo de oración al día que tengo por delante, el Señor, que me ama, dice en el evangelio de Mateo:
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará.
Mateo 16:25 (NVI CST)
Padre, ayúdame a vivir este día al máximo, siendo auténtico contigo en todo.
Jesús, ayúdame a darme a los demás, siendo amable con toda la gente con la que me encuentre.
Espíritu, ayúdame a amar a la gente que se encuentra perdida, proclamando a Cristo en todo lo que digo y hago.
Amén.
*Extraído del libro La violencia del amor, una selección del pensamiento de Oscar Romero.
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