Oración 24-7
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Parte 31 de 46
Hoy es sábado, 2 de abril y esta semana continuamos nuestra serie de Cuaresma sobre La Pasión, viajando con Jesús hacia la cruz.
**Aviso importante: El devocional de hoy sobre la muerte de Judas puede resultar molesto para algunos, ya que toca el tema del suicidio.**
Ahora, al iniciar mi tiempo de oración, hago una pausa para estar quieto; para respirar lentamente, para re-centrar mis sentidos, que se encuentran dispersos, delante de la presencia de Dios.
Jesús, Tú eres el camino, la verdad y la vida. A través de esta época de Cuaresma, mientras medito en tu Santa Pasión, que mi amor sea reavivado, para que pueda vivir sacrificada y enteramente para Ti.
Hoy escojo regocijarme en la presencia de Dios que guía, uniéndome a la alabanza ancestral de todo el pueblo de Dios en las palabras del Salmo 16…
Bendeciré al Señor, quien me guía;
Salmo 16:7-8 (NTV)
aun de noche mi corazón me enseña.
Sé que el Señor siempre está conmigo.
No seré sacudido, porque él está aquí a mi lado.
Hoy volvemos a la trágica historia de Judas y los sumos sacerdotes responsables del arresto de Jesús. Judas ha acabado con su propia vida mientras que los sacerdotes no han hecho nada para ayudarle…
Los jefes de los sacerdotes recogieron las monedas y dijeron: «La ley no permite echar esto al tesoro, porque es precio de sangre». Así que resolvieron comprar con ese dinero un terreno conocido como Campo del Alfarero, para sepultar allí a los extranjeros. Por eso se le ha llamado Campo de Sangre hasta el día de hoy. Así se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías: «Tomaron las treinta monedas de plata, el precio que el pueblo de Israel le había fijado, y con ellas compraron el campo del alfarero, como me ordenó el Señor».
Mateo 27:6-10 (NIV CST)
Los jefes de los sacerdotes no pueden poner las treinta piezas de plata con las que habían sobornado a Judas en el tesoro del Templo porque ahora está relacionado con la condena de un hombre inocente. Así que, en su lugar, lo utilizan para comprar el campo en el que Judas ha muerto. Como el dinero era de Judas, se registra como su campo (Hechos 1:18-19) aunque la transacción la realizan los sumos sacerdotes. De este modo, pueden beneficiarse del dinero sin estar directamente asociados a él.
Jesús: a veces puedo ser como los Sumos Sacerdotes. A menudo me preocupo más por cómo pueden verme los demás que por lo que ocurre dentro de mi propio corazón. Perdóname, Jesús. Recibo ahora la obra transformadora de tu Espíritu.
Padre: ayúdanos, como tu Iglesia, a dejar de lado nuestra obsesión por las apariencias. Enséñanos, en cambio, a vivir con integridad, transparencia, bondad y justicia. ¿Cómo puede mi comunidad actuar con mayor integridad?
Al volver al pasaje, abro mis oídos para escuchar tu Palabra, y mi corazón para rendirme a tu voluntad una vez más.
Los jefes de los sacerdotes recogieron las monedas y dijeron: «La ley no permite echar esto al tesoro, porque es precio de sangre». Así que resolvieron comprar con ese dinero un terreno conocido como Campo del Alfarero, para sepultar allí a los extranjeros. Por eso se le ha llamado Campo de Sangre hasta el día de hoy. Así se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías: «Tomaron las treinta monedas de plata, el precio que el pueblo de Israel le había fijado, y con ellas compraron el campo del alfarero, como me ordenó el Señor».
Mateo 27:6-10 (NIV CST)
Los jefes de los sacerdotes tenían mucho cuidado de cumplir esta ley, pero parecen no darse cuenta de la mayor injusticia que están cometiendo. Me recuerda el desafío que les lanzó Jesús: ‘¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Dais la décima parte de vuestras especias: la menta, el anís y el comino. Pero habéis descuidado los asuntos más importantes de la ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debíais haber practicado esto sin descuidar aquello’. (Mateo 23:23a NVI CST)
Jesús: a veces puedo ser justo con una cosa y estar ciego a las áreas de mi corazón que no reflejan el tuyo. Hazme más parecido a ti, Jesús, para que mi vida refleje tu justicia, misericordia y amor hacia los demás.
Y ahora, mientras me preparo para llevar este tiempo de oración al día que tengo por delante, el Señor, que me ama, dice en Salmo 25:
Guía a los humildes para que hagan lo correcto;
Salmo 25:9-10 (NTV)
les enseña su camino.
El Señor guía con fidelidad y amor inagotable
a todos los que obedecen su pacto y cumplen sus exigencias.
Padre, ayúdame a vivir este día al máximo, siendo auténtico contigo en todo.
Jesús, ayúdame a darme a los demás, siendo amable con toda la gente con la que me encuentre.
Espíritu, ayúdame a amar a la gente que se encuentra perdida, proclamando a Cristo en todo lo que digo y hago.
Amén.
Si te has visto afectada o afectado por las cuestiones planteadas en la Lectio 365 de hoy, busca ayuda en tu comunidad o iglesia local.
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