Oración 24-7
8 Mins. lectura
Parte 38 de 46
Hoy es sábado, 9 de abril, día de celebración del teólogo Dietrich Bonhoeffer, que falleció tal día como hoy en 1945. En los días de celebración nos detenemos para celebrar las historias y aprender de las vidas de los héroes de la fe, cuyo testimonio colectivo encarna nuestras seis prácticas en el corazón de Lectio 365. Éstas son: Oración y creatividad, justicia y hospitalidad, aprendizaje y misión. Por ello, hoy damos gracias a Dios por el ejemplo extraordinario de Bonhoeffer, un héroe dedicado a la justicia.
Ahora, al iniciar mi tiempo de oración, hago una pausa para estar quieto; para respirar lentamente, para re-centrar mis sentidos, que se encuentran dispersos, delante de la presencia de Dios.
Padre Dios: abre mis ojos, agita mi corazón y enséñame cómo: ‘Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarme ante…’ ti hoy. (Miqueas 6:8)
Hoy escojo regocijarme en la justicia de Dios, uniéndome a la alabanza ancestral de todo el pueblo de Dios en las palabras del Salmo 9…
Pero el Señor reina para siempre;
Salmo 9:7-8 (NTV)
desde su trono lleva a cabo el juicio.
Juzgará al mundo con justicia
y gobernará a las naciones con imparcialidad.
Dietrich Bonhoeffer era un pastor, teólogo y disidente antinazi que vivía en Alemania en la época de la Segunda Guerra Mundial. Cuando Hitler ascendió al poder en Europa, Bonhoeffer se pronunció en voz alta y de forma desafiante contra él. Como resultado, a Bonhoeffer se le prohibió enseñar públicamente y se le obligó a pasar a la clandestinidad. Enseñó a los estudiantes del seminario durante varios años hasta su detención y encarcelamiento en 1943. De forma increíble, Bonhoeffer siguió enseñando desde la cárcel hasta que fue trasladado al campo de concentración de Flossenbürg.
Mientras estaba en Flossenbürg, Bonhoeffer fue condenado a muerte, sin testigos, actas del proceso ni defensa. Fue ejecutado a los 39 años, justo un mes antes de que terminara la guerra. Algunas de sus palabras de despedida fueron: “Este es el final, para mí el principio de la vida“.*
El legado de Bonhoeffer sigue vivo a través de sus escritos y del poderoso testimonio de su postura desafiante contra la injusticia de su época.
Dietrich Bonhoeffer escribió una vez:
‘Cuando un loco atraviesa las calles en un coche, puedo, como pastor que se encuentra en el lugar, hacer algo más que consolar o enterrar a los atropellados. Debo saltar delante del coche y detenerlo’.**
Dietrich Bonhoeffer
El reto que Bonhoeffer lanza aquí es profundo: no sólo para todo pastor, sino para todo discípulo cristiano.
Pienso en las cadenas de injusticia que existen en mi mundo actual. ¿Ante qué cuestiones de explotación u opresión guardo silencio?
Dios: me desafías no sólo a preocuparme sino a actuar. Muéstrame ahora cómo puedo unirme a ti para establecer la justicia y la libertad hoy.
Espíritu Santo: tráeme a la mente un grupo de personas atrapadas en un ciclo de injusticia. Guíame en la oración por la intervención de Dios. Establece tu justicia y tu libertad.
Además de su testimonio y sus enseñanzas sobre la justicia, Bonhoeffer también enseñó poderosamente sobre el coste del discipulado. Instando a los cristianos a no conformarse con la “gracia barata”, escribió que:
La gracia costosa es el tesoro escondido en el campo; por ella un hombre irá con gusto a vender todo lo que tiene. Es costosa porque le cuesta al hombre su vida, y es gracia porque le da al hombre la única vida verdadera.***
Dietrich Bonhoeffer
Me pregunto cuánto me puede costar hoy mi fe en Jesús.
Dios de la justicia y de la gracia: me someto una vez más a la llamada omnipresente de tu evangelio: dar todo lo que tengo para ganar el verdadero tesoro que se encuentra en ti, y sólo en ti.
Y ahora, mientras me preparo para llevar este tiempo de oración al día que tengo por delante, el Señor, que me ama, dice en Isaías 30…
Por eso el Señor os espera, para tener piedad de vosotros;
Isaías 30:18 (NVI CST)
por eso se levanta para mostraros compasión.
Porque el Señor es un Dios de justicia.
¡Dichosos todos los que en él esperan!
Padre, ayúdame a vivir este día al máximo, siendo auténtico contigo en todo.
Jesús, ayúdame a darme a los demás, siendo amable con toda la gente con la que me encuentre.
Espíritu, ayúdame a amar a la gente que se encuentra perdida, proclamando a Cristo en todo lo que digo y hago.
Amén.
* Eberhard Bethge, Dietrich Bonhoeffer: A Biography, p.927.
** Dietrich Bonhoeffer, citado por Hannah Ward, Hannah y Jennifer Wild, The Lion Christian Quotation Collection (BCA: London, 1997) p.204.
*** Ibid p.204.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
9 Mins.
Lectio 365
7 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
7 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
7 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
7 Mins.
LECTIO 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
9 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio365
7 Mins.
Lectio365
8 Mins.
Lectio365
8 Mins.
Lectio365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.
Lectio 365
8 Mins.