Oración 24-7
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Parte 34 de 46
Hoy es martes, 5 de abril y día de la celebración de la educadora, pionera y activista Pandita Ramabai, que falleció tal día como hoy en 1922. En los días de celebración nos detenemos para celebrar las historias y aprender de las vidas de los héroes de la fe, cuyo testimonio colectivo encarna nuestras seis prácticas en el corazón de Lectio 365. Éstas son: la oración y la creatividad, la justicia y la hospitalidad, el aprendizaje y la misión. Por ello, hoy damos gracias a Dios por el ejemplo extraordinario de Pandita Ramabai, una heroína de la justicia.
Ahora, al iniciar mi tiempo de oración, hago una pausa para estar quieta; para respirar lentamente, para re-centrar mis sentidos, que se encuentran dispersos, delante de la presencia de Dios.
Padre Dios: abre mis ojos, agita mi corazón y enséñame cómo: ‘Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarme ante…’ ti hoy. (Miqueas 6:8)
Hoy escojo regocijarme en el cuidado de Dios hacia las personas vulnerables, uniéndome a la alabanza ancestral de todo el pueblo de Dios en las palabras del Salmo 34…
El Señor oye a los suyos cuando claman a él por ayuda;
Salmo 34:17-19 (NTV)
los rescata de todas sus dificultades.
El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón;
él rescata a los de espíritu destrozado.
La persona íntegra enfrenta muchas dificultades,
pero el Señor llega al rescate en cada ocasión.
Ramabai Dongre nació en la India en 1858. Su padre era un hindú dedicado que desafió las convenciones de su tiempo enseñando a su hija a leer sánscrito. La familia vivía como peregrinos, leyendo manuscritos en sánscrito en lugares públicos, para que la gente pudiera escuchar las historias de los dioses. Trágicamente, cuando la hambruna asoló la India en 1876, Ramabai perdió a su padre, a su madre y a su hermana por inanición. Ella y su hermano continuaron su vida de peregrinos, pero Ramabai se sentía cada vez más insatisfecha con lo que leía en las escrituras hindúes y con la desigualdad que veía entre las castas y entre hombres y mujeres en su sociedad.
A los 20 años, Ramabai se convirtió en la primera mujer india a la que se le concedió el título de Pandita, o “maestra erudita”, en reconocimiento a su capacidad como estudiosa del sánscrito, y a los 22 años se casó y se trasladó a Silchar. Mientras vivía allí, Pandita se encontró con una traducción al bengalí del Evangelio de Lucas y comenzó a leerlo con interés. En 1883 aprovechó la oportunidad de viajar a Inglaterra con la esperanza de estudiar medicina. Aunque, lamentablemente, no pudo estudiar medicina, sí pudo aprender mucho sobre la fe cristiana. Pandita Ramabai quedó profundamente impactada por el trabajo de las Hermanas de la Cruz, que atendían a las “mujeres caídas”. Nunca había visto tanta bondad hacia las mujeres en una situación similar en la India. Conmovida por una fe que da esperanza a los más vulnerables y por un Salvador que levanta a los oprimidos, decidió bautizarse.
Durante los ocho años siguientes, Pandita Ramabai viajó por el Reino Unido y Estados Unidos, enseñando, aprendiendo sobre el cristianismo y estudiando la Biblia…
En su autobiografía, escribe:
Para entonces tenía clara una cosa: necesitaba a Cristo y no sólo su religión… La Biblia dice que Dios no espera a que yo merezca su amor, sino que lo derrama sobre mí sin que yo lo merezca. Dice también que en Cristo no hay hombre ni mujer… ¡Qué bueno, qué indescriptiblemente bueno! ¡Qué buena noticia para mí, una mujer nacida en la India entre brahmanes que no tienen ninguna esperanza para mí y los que son como yo! La Biblia declara que Cristo no reservó esta gran salvación para una casta o un sexo en particular. *
Pandita Ramabai
Me llama la atención que Pandita Ramabai se diera cuenta de que necesitaba “a Cristo y no sólo su religión”. ¿Estoy siguiendo los pasos de la religión en este momento, o estoy buscando al Cristo que me colma de amor?
Durante su estancia en Estados Unidos, los pensamientos y las oraciones de Pandita Ramabai se dirigieron a la India:
Me preguntaba una y otra vez por qué algunos misioneros no se presentaban para fundar misiones de fe en la India. Entonces el Señor me dijo: ‘¿Por qué no empiezas a hacerlo tú misma, en lugar de desear que lo hagan otros? Qué fácil es para cualquiera desear que otro haga una cosa difícil, en lugar de hacerla él mismo’. Fui muy reprendida por la “pequeña y susurrante voz” que me habló. **
Pandita Ramabai se tomó en serio el desafío que Dios le lanzó. En 1889 regresó a la India y fundó la Misión Mukti, confiando en Dios para todo lo que necesitaba. Fundó una escuela para mujeres en Bombay (ahora conocida como Mumbai), y luego se trasladó a Poona. Además de defender los derechos de las mujeres, Pandita Ramabai creó un hogar que llegó a servir y educar a más de 1.500 personas. La Misión Pandita Ramabai Mukti sigue existiendo hoy en día, proporcionando educación, hogares seguros y dignidad a mujeres y niños, independientemente de su casta, credo, religión o estatus.
¿Hay alguna injusticia o grupo de personas que yo, como Pandita Ramabai, haya llevado a Dios en oración? Dios: ¿cómo puedo convertir mis oraciones en acción? ¿Cómo puedo ser parte de tu respuesta a mis oraciones?
Jesús: es fácil mirar la vida de Pandita Ramabai y pensar que logró tanto porque era alguien especial. Sin embargo, ella, al igual que yo, era sólo humana. Ella fue amada por ti y estuvo dispuesta a usar sus habilidades, su intelecto y su fe para demostrar tu amor a los más vulnerables. Jesús, te doy mis habilidades, mi intelecto y mi fe, por muy insignificantes que parezcan. Ayúdame a mostrar tu amor a las personas con las que me encuentre hoy.
Y ahora, mientras me preparo para llevar este tiempo de oración al día que tengo por delante, el Señor, que me ama, dice en un versículo que fue muy importante para Pandita Ramabai:
Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos sois uno solo en Cristo Jesús.
Gálatas 3:28 (NVI CST)
Padre, ayúdame a vivir este día al máximo, siendo auténtico contigo en todo.
Jesús, ayúdame a darme a los demás, siendo amable con toda la gente con la que me encuentre.
Espíritu, ayúdame a amar a la gente que se encuentra perdida, proclamando a Cristo en todo lo que digo y hago.
Amén.
*Pandita Ramabai, An Honourable Heritage: The Pandita Ramabai Story in her Own Words (ebook, Community Christian Ministries, 2019), pp 27, 28, 30-31.
**Ibid, p. 36.
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