Oración 24-7
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Parte 3 de 46
Hoy es sábado, 5 de marzo y esta semana nos embarcamos en nuestra serie de La Cuaresma, y viajamos con Jesús hacia la cruz.
Ahora, al iniciar mi tiempo de oración, hago una pausa para estar quieto; para respirar lentamente, para re-centrar mis sentidos, que se encuentran dispersos, delante de la presencia de Dios.
Jesús, Tú eres el camino, la verdad y la vida. A través de esta época de Cuaresma, mientras medito en tu Santa Pasión, que mi amor sea reavivado, para que pueda vivir sacrificada y enteramente para Ti.
Hoy escojo regocijarme tan solo en Dios, uniéndome a la alabanza ancestral de todo el pueblo de Dios en las palabras del Salmo 27…
Lo único que le pido al Señor
Salmo 27:4 (NTV)
—lo que más anhelo— es vivir en la casa del Señor todos los días de mi vida,
deleitándome en la perfección del Señor
y meditando dentro de su templo.
La madre de Jacobo y Juan había pedido a Jesús que les diera puestos de poder en su reino venidero. Hoy medito en la respuesta del resto de los discípulos…
Cuando lo oyeron los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Jesús les llamó y les dijo: ―Como sabéis, los gobernantes de las naciones oprimen a los súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad. Pero entre vosotros no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre vosotros deberá ser vuestro servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás; así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.
Mateo 20:24-28 (NVI CST)
La forma de medir la grandeza en el reino de Dios es totalmente distinta a lo que estoy acostumbrada. En el reino de Jesús, la grandeza crece con cada decisión de servir, y con cada decisión invisible y sin egoísmo.
Mientras pienso en el día que tengo por delante, pienso en la gente con la que me voy a encontrar.
Jesús: ayúdame a poner en práctica la teoría, y muéstrame una forma especifica en la que puedo servir hoy a alguien.
Pienso en alguien que me sirve normalmente -quizá es un miembro de mi familia, un amigo o compañero de trabajo; quizá es la persona que me da la bienvenida al llegar a la iglesia cada domingo.
Dios: te pido que les devuelvas el doble de la porción de energía y cuidado que dan. Dame una palabra de ánimo para compartirla con ellos hoy.
Al volver al pasaje escucho para encontrar una palabra o frase en particular que el Espíritu Santo me esté resaltando…
Cuando lo oyeron los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Jesús les llamó y les dijo: ―Como sabéis, los gobernantes de las naciones oprimen a los súbditos, y los altos oficiales abusan de su autoridad. Pero entre vosotros no debe ser así. Al contrario, el que quiera hacerse grande entre vosotros deberá ser vuestro servidor, y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de los demás; así como el Hijo del hombre no vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.
Mateo 20:24-28 (NVI CST)
¿Qué palabra o frase me ha llamado la atención de estos versículos?
A mí me ha llamado la atención ‘se indignaron’. Me pregunto si los discípulos estaban molestos porque pensaban que estaba mal que sus amigos le pidieran protagonismo a Jesús, o porque les habría gustado haber pensado en pedírselo a Jesús primero.
Jesús: soy ambiciosa, pero hoy, dejo a un lado mis deseos para seguir tu camino. Me has amado tanto que entregaste tu vida a cambio de rescatar la mía. Ayúdame a dar el primer paso entregando mis preferencias en favor de otros como un acto de adoración a ti.
Y ahora, mientras me preparo para llevar este tiempo de oración al día que tengo por delante, el Y ahora, mientras me preparo para llevar este tiempo de oración al día que tengo por delante, el Señor, que me ama, dice en Gálatas:
―He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí.
Gálatas 2:20a (NVI CST)
Padre, ayúdame a vivir este día al máximo, siendo auténtico contigo en todo.
Jesús, ayúdame a darme a los demás, siendo amable con toda la gente con la que me encuentre.
Espíritu, ayúdame a amar a la gente que se encuentra perdida, proclamando a Cristo en todo lo que digo y hago.
Amén.
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