Oración 24-7
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Parte 14 de 30
Hoy es viernes, 9 de diciembre. A lo largo de esta época de Adviento estamos reflexionando sobre las voces de las muchas personas cuyas experiencias se unen para componer la historia de la Navidad.
**Advertencia: Por favor, tened en cuenta que el devocional de hoy toca el tema del rey Herodes ordenando la muerte de los niños en la historia de la Navidad.**
Ahora, al iniciar mi tiempo de oración, hago una pausa para estar quieto; para respirar lentamente, para re-centrar mis sentidos, que se encuentran dispersos, delante de la presencia de Dios.
Señor, en esta época de tanto ajetreo, por favor, ayúdame a estar quieto. Abro mis oídos ahora para escuchar cosas increíbles sobre ti, preparando mi corazón calladamente para el milagro de tu venida en Navidad.
Hoy escojo regocijarme en la paz de Dios hacia mi vida, uniéndome a la alabanza ancestral de todo el pueblo de Dios en palabras del Salmo 37…
Pronto los perversos desaparecerán;
Salmo 37:10-11 (NTV)
por más que los busques, no los encontrarás.
Los humildes poseerán la tierra
y vivirán en paz y prosperidad.
Es fácil sanear la historia de la Navidad, reducirla a una obra de teatro sentimental. Pero el rey inseguro y asesino que protagoniza la lectura de hoy me recuerda que Cristo nació en el mundo real, con toda su crueldad e injusticia.
Cuando lo oyó el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalén con él…
Mateo 2:3,7-8,16 (NVICST)
Luego Herodes llamó en secreto a los sabios y se enteró por ellos del tiempo exacto en que había aparecido la estrella. Les envió a Belén y les dijo:
―Id e informaros bien acerca de ese niño y, tan pronto como le encontréis, informadme a mí para que también vaya yo y le adore.
… Cuando Herodes se dio cuenta de que los sabios se habían burlado de él, se enfureció y mandó matar a todos los niños menores de dos años en Belén y en sus alrededores, de acuerdo con el tiempo que había averiguado de los sabios.
El rey Herodes, un gobernante títere instalado por el Imperio Romano, respondió al nacimiento del verdadero Rey, Jesús, con un ataque de celos y ordenó la matanza de niños. Aunque me gustaría que tales injusticias quedaran relegadas a la historia, casi a diario me llegan historias de atrocidades actuales, llevadas a cabo por orden de personas poderosas. Quiero hacer algo más que enfurecerme ante esas acciones, así que me pregunto: ¿qué medidas concretas puedo tomar hoy para ayudar a los afectados por la guerra o la injusticia?
Príncipe de Paz, quiero enfrentarme a los Herodes de este mundo. ¿Dónde puedo ofrecer mis habilidades, mi dinero y mi tiempo para ayudar a los que sufren bajo los tiranos? ¿Hay algún refugiado en mi comunidad al que pueda ayudar o hay alguna organización benéfica o de beneficencia a la que te gustaría que apoyara?
Si bien Herodes ordenó los asesinatos, éstos fueron llevados a cabo por otras personas, aquellas que dijeron sí a sus demandas en lugar de decirle que no.
Dios liberador, te pido por las almas valientes que se enfrentan a los regímenes opresores en todo el mundo. Fortalece su determinación y protégelos hoy. Anímales a ellos y a otros a decir no a los Herodes de hoy en día.
Al volver al pasaje, abro mis oídos para escuchar tu Palabra, y mi corazón para rendirme a tu voluntad una vez más.
Cuando lo oyó el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalén con él…
Mateo 2:3,7-8,16 (NVICST)
Luego Herodes llamó en secreto a los sabios y se enteró por ellos del tiempo exacto en que había aparecido la estrella. Les envió a Belén y les dijo:
―Id e informaros bien acerca de ese niño y, tan pronto como le encontréis, informadme a mí para que también vaya yo y le adore.
… Cuando Herodes se dio cuenta de que los sabios se habían burlado de él, se enfureció y mandó matar a todos los niños menores de dos años en Belén y en sus alrededores, de acuerdo con el tiempo que había averiguado de los sabios.
Temiendo por su condición de rey, las palabras encantadoras y amistosas de Herodes dieron paso a una rabieta cuando se le negó lo que quería. Aprovecho esta oportunidad para examinar mi propio ego y mi propio temperamento. ¿Con qué rapidez surgen en mi corazón palabras duras o acciones violentas cuando mi orgullo es herido o mis deseos son frustrados?
Rey Jesús, que no viniste a ser servido sino a servir, muéstrame dónde han echado raíces en mi corazón el derecho o la superioridad para que pueda desenterrarlos. Una vez más, elijo negarme a mí mismo para poder seguirte en la sanidad de un mundo roto.
Y ahora, mientras me preparo para llevar este tiempo de oración al día que tengo por delante, el Señor, que me ama dice en el libro de Apocalipsis que:
Él nos enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir.
Apocalipsis 21:4 (NVICST)
Padre, ayúdame a vivir este día al máximo,
siendo auténtico contigo en todo.
Jesús, ayúdame a darme a los demás,
siendo amable con toda la gente con la que me encuentre.
Espíritu, ayúdame a amar a la gente que se encuentra perdida,
proclamando a Cristo en todo lo que digo y hago.
Amén.
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