Oración 24-7
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Parte 18 de 30
Hoy es martes, 13 de diciembre. Esta semana, mientras nos preparamos para celebrar el nacimiento de Jesús, estamos explorando las historias de las mujeres que Mateo incluyó en la genealogía de Jesús. (Mateo 1:1-17).
Juntos vamos a orar (O.R.A.R.) de forma muy sencilla cada día – ‘O’: estar quietos para OBSERVAR. ‘R’: REGOCIJARSE con un Salmo y meditar en un pasaje de la Escritura que tenga relación con la llegada de Jesús. ‘A’: APELAR/PEDIR a Dios que nos ayude a nosotros y a otros y ‘R’: RENDIRSE a Su voluntad en nuestras vidas venga lo que venga.
**ADVERTENCIA: Por favor, ten en cuenta que la historia bíblica de hoy trata sobre el incesto y puede resultar desconcertante.**
Por lo tanto ahora, al iniciar mi tiempo de oración, hago una pausa para estar quieto; para respirar lentamente, para re-centrar mis sentidos, que se encuentran dispersos, delante de la presencia de Dios.
Señor, en esta época de tanto ajetreo, por favor, ayúdame a estar quieto. Abro mis oídos ahora para escuchar cosas increíbles sobre ti, preparando mi corazón calladamente para el milagro de tu venida en Navidad.
Hoy escojo regocijarme en la compasión de Dios, uniéndome a la alabanza ancestral de todo el pueblo de Dios en palabras del Salmo 37…
Día a día el Señor cuida a los inocentes,
Salmo 37:18-19 (NTV)
y ellos recibirán una herencia que permanece para siempre.
No serán avergonzados en tiempos difíciles;
tendrán más que suficiente aun en tiempo de hambre.
Hoy reflexiono sobre la primera mujer que Mateo nombra en el linaje de Jesús. Tamar es la nuera de Judá. Tras la muerte de su primer marido, se casó con el hijo mediano de Judá. Tras la muerte de éste, Judá evita casar a Tamar con su hijo menor, como era costumbre, y la envía de vuelta con su familia. Abandonada, pero decidida a buscar justicia, Tamar se disfraza de prostituta y Judá se acuesta con ella…
Como tres meses después, le informaron a Judá lo siguiente:
Génesis 38:24-27 (NVICST)
―Tu nuera Tamar se ha prostituido, y como resultado de sus andanzas ha quedado embarazada. ―¡Sacadla y quemadla! —exclamó Judá.
Pero, cuando la estaban sacando, ella mandó este mensaje a su suegro: «El dueño de estas prendas fue quien me ha dejado embarazada. A ver si tú reconoces de quién son este sello, el cordón del sello y este bastón».
Judá los reconoció y declaró: «Su conducta es más justa que la mía, pues yo no se la di por esposa a mi hijo Selá». Y no volvió a acostarse con ella.
Cuando llegó el tiempo de que Tamar diera a luz, resultó que tenía mellizos en su seno.
Esta es una historia incómoda. Las mujeres viudas eran especialmente vulnerables en las antiguas sociedades patriarcales. La pérdida de sus maridos significaba también la pérdida del hogar, la provisión, la seguridad y la familia. Por eso la ley de Dios ordenaba que las viudas se casaran con sus cuñados. Era para su protección y para que pudieran nacer hijos con el nombre y la herencia del difunto (Deuteronomio 25:5-10).
Judá rompe esta ley y abandona a Tamar, dejándola sin esperanza ni futuro estable. No se responsabiliza de la vida de Tamar, pero, cuando cree que Tamar ha pecado, se apresura a pronunciar el juicio y la muerte.
Tamar tenía muy poco poder, así que, desesperada, tomó medidas drásticas para asegurar su futuro. ¿Hay algún aspecto de mi vida en el que me sienta desesperada o impotente en este momento?
Padre, dame esperanza y una solución para mi situación.
La prostitución todavía es parte de la sociedad de hoy.
Padre, te pido por las trabajadoras sexuales que trabajan en Internet, en burdeles o en las calles de mi comunidad. Muéstrales tu amor que no falla y que es incondicional. Protégelas, provee para ellas y abre nuevas posibilidades hoy.
Al volver al pasaje, abro mis oídos para escuchar tu Palabra, y mi corazón para rendirme a tu voluntad una vez más.
Como tres meses después, le informaron a Judá lo siguiente:
Génesis 38:24-27 (NVICST)
―Tu nuera Tamar se ha prostituido, y como resultado de sus andanzas ha quedado embarazada. ―¡Sacadla y quemadla! —exclamó Judá.
Pero, cuando la estaban sacando, ella mandó este mensaje a su suegro: «El dueño de estas prendas fue quien me ha dejado embarazada. A ver si tú reconoces de quién son este sello, el cordón del sello y este bastón».
Judá los reconoció y declaró: «Su conducta es más justa que la mía, pues yo no se la di por esposa a mi hijo Selá». Y no volvió a acostarse con ella.
Cuando llegó el tiempo de que Tamar diera a luz, resultó que tenía mellizos en su seno.
“Aunque en mi mundo las acciones de Tamar serían censurables”, escribe la autora Sandra Richter, “en su propia cultura era Judá quien merecía ser reprendido… Judá era el villano; Tamar era la heroína valiente (¡aunque un poco audaz!)”.*
Al nombrar a Tamar en la genealogía de Jesús, Mateo acoge a los abandonados y vulnerables en la historia de la Navidad (Mateo 1:3).
Jesús, confieso que puedo ser un poco como Judá: me apresuro a juzgar las decisiones de alguien cuando no entiendo su situación. Enséñame a ver a las personas hoy como tú lo haces.
Y ahora, mientras me preparo para llevar este tiempo de oración al día que tengo por delante, el Señor, que me ama dice en Romanos:
¿Quién condenará? Cristo Jesús es el que murió, e incluso resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. ¿Quién nos apartará del amor de Cristo?
Romanos 8:34-35a (NVICST)
Padre, ayúdame a vivir este día al máximo,
siendo auténtico contigo en todo.
Jesús, ayúdame a darme a los demás,
siendo amable con toda la gente con la que me encuentre.
Espíritu, ayúdame a amar a la gente que se encuentra perdida,
proclamando a Cristo en todo lo que digo y hago.
Amén.
*Sandra L. Richter, The Epic of Eden, (Downers Grove, IL: IVP, 2008), p. 33.
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