Oración 24-7
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Parte 4 de 30
Hoy es martes, 29 de noviembre, y esta semana nos estamos preparando para celebrar el nacimiento de Jesús, escuchando las voces de los profetas según describen la llegada del Mesías.
Juntos vamos a orar (O.R.A.R.) de forma muy sencilla cada día – ‘O’: estar quietos para OBSERVAR. ‘R’: REGOCIJARSE con un Salmo y meditar en un pasaje de la Escritura que tenga relación con la llegada de Jesús. ‘A’: APELAR/PEDIR a Dios que nos ayude a nosotros y a otros y ‘R’: RENDIRSE a su voluntad en nuestras vidas venga lo que venga.
Por lo tanto ahora, al iniciar mi tiempo de oración, hago una pausa para estar quieta; para respirar lentamente, para re-centrar mis sentidos, que se encuentran dispersos, delante de la presencia de Dios.
Señor, en esta época de tanto ajetreo, por favor, ayúdame a estar quieta. Abro mis oídos ahora para escuchar cosas increíbles sobre ti, preparando mi corazón calladamente para el milagro de tu venida en Navidad.
Hoy escojo regocijarme en la vida y la luz de Dios, uniéndome a la alabanza ancestral de todo el pueblo de Dios en palabras del Salmo 36…
¡Qué precioso es tu amor inagotable, oh Dios!
Salmo 36:7-9 (NTV)
Todos los seres humanos encuentran refugio
a la sombra de tus alas.
Los alimentas con la abundancia de tu propia casa
y les permites beber del río de tus delicias.
Pues tú eres la fuente de vida,
la luz con la que vemos.
Isaías está profetizando a la nación de Israel y, justo antes de este pasaje, les dice que no consulten a los médiums y espiritistas -– que sólo conducirán a la oscuridad y a la confusión. Declara que algo (o alguien) surgirá de Galilea para encender la luz.
A pesar de todo, no habrá más penumbra para la que estuvo angustiada. En el pasado Dios humilló a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pero en el futuro honrará a Galilea, tierra de paganos, en el camino del mar, al otro lado del Jordán.
Isaías 9:1-2 (NVICST)
El pueblo que andaba en la oscuridad
ha visto una gran luz;
sobre los que vivían en densas tinieblas
la luz ha resplandecido.
Para los que vivimos en comunidades cristianas, es fácil dar por sentado nuestro acceso a la voz de Dios a través de la biblia, nuestras reuniones del domingo o incluso aplicaciones como Lectio 365. Pero cada vez más las culturas de la mayoría de nuestras naciones son post-cristianas, sin un marco bíblico para entender el mundo. Muchos llevan su hambre espiritual a los médiums y espiritistas de hoy en día, y en consecuencia luchan en la oscuridad.
Tomo unos momentos de tranquilidad y silencio, y me imagino en mi mente mi mundo interior. ¿Estoy llena de luz? ¿Hay focos de oscuridad, o sombras dentro de mí? Mientras invito a Jesús, la luz del mundo, a que venga y me llene, imagino que la luz se filtra en cada grieta y hendidura de mi corazón.
Jesús, te pido por los que se debaten en la oscuridad y la angustia, en particular por los que se adentran en la nueva era y en las prácticas ocultas, buscando alguna forma de realidad y poder espiritual en sus vidas. Revélate a ellos y haz brillar tu luz y tu amor sobre sus vidas.
Al volver al pasaje, abro mis oídos para escuchar tu Palabra, y mi corazón para rendirme a tu voluntad una vez más…
A pesar de todo, no habrá más penumbra para la que estuvo angustiada. En el pasado Dios humilló a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pero en el futuro honrará a Galilea, tierra de paganos, en el camino del mar, al otro lado del Jordán.
El pueblo que andaba en la oscuridad
Isaías 9:1-2 (NVICST)
ha visto una gran luz;
sobre los que vivían en densas tinieblas
la luz ha resplandecido.
Jesús aludió a este pasaje cuando dijo polémicamente de sí mismo: ‘Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida’. (Juan 8:12). Me pregunto cómo se sorprendieron sus discípulos cuando se volvió hacia ellos, señaló y dijo: ‘Vosotros sois la luz del mundo’. (Mateo 5:14).
Jesús, luz del mundo, me rindo a tu invitación de estar llena de luz. Que mi luz brille hoy delante de otros, para que vean buenas obras y glorifiquen a nuestro Padre en el cielo. (Mateo 5:16).
Y ahora, mientras me preparo para llevar este tiempo de oración al día que tengo por delante, el Señor, que me ama dice en 2 Samuel:
Tú, Señor, eres mi lámpara;
2 Samuel 22:29 (NVICST)
tú, Señor, iluminas mis tinieblas.
Padre, ayúdame a vivir este día al máximo,
siendo auténtica contigo en todo.
Jesús, ayúdame a darme a los demás,
siendo amable con toda la gente con la que me encuentre.
Espíritu, ayúdame a amar a la gente que se encuentra perdida,
proclamando a Cristo en todo lo que digo y hago.
Amén.
Lectio 365
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