Oración 24-7
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Hoy es viernes, 24 de diciembre. Es Nochebuena y seguimos orando a través de la historia del nacimiento de Jesús en el evangelio de Lucas.
Por lo tanto ahora, al iniciar mi tiempo de oración, hago una pausa para estar quieta; para respirar lentamente, para re-centrar mis sentidos, que se encuentran dispersos, delante de la presencia de Dios.
Señor, en esta época de ajetreo, por favor, ayúdame a estar quieta. Abro mis oídos ahora para escucharte, preparando mi corazón calladamente para el milagro de tu venida en Navidad.
Hoy escojo regocijarme en la soberanía de Dios, uniéndome a la alabanza ancestral de todo el pueblo de Dios en las palabras del Salmo 97…
¡El Señor es rey!
¡Que se goce la tierra!
¡Que se alegren las costas más lejanas!
Nubes oscuras lo rodean.
La rectitud y la justicia son el cimiento de su trono.Salmo 97:1-2 (NTV)
Hoy sigo meditando en la historia de los pastores: las únicas personas que recibieron a los mensajeros angelicales para anunciar que el Hijo de Dios había nacido…
De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían:
«Gloria a Dios en las alturas,
y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad».
Cuando los ángeles se fueron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «Vamos a Belén, a ver esto que ha pasado y que el Señor nos ha dado a conocer».
Así que fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño que estaba acostado en el pesebre.Lucas 2:13-16 (NVI CST)
Me imagino en medio de los pastores. La noche comienza como muchas otras antes de esa – Estoy fuera en el campo, tratando de mantener el calor, resistiendo la tentación de cerrar los ojos. Un ángel aparece de la nada, y a continuación llega toda una hueste y los cielos estallan con alabanza, irrumpiendo en la noche. Me quedo con la boca abierta…
Estoy tan familiarizada con la historia de Navidad que es fácil volverse indiferente al acontecimiento increíble que estoy celebrando. Por lo tanto – antes de escribir otra tarjeta de Navidad o envolver otro regalo – hago una pausa para unirme a la alabanza del cielo y adorar a Jesús, mi Rey…
Dios: hay mucha gente como los pastores, que se encuentran fuera pasando frío, tratando de mantener el calor en esta Nochebuena. Te pido que les visites de una forma milagrosa.
Al volver al pasaje, abro mis oídos para escuchar tu Palabra, y mi corazón para rendirme a tu voluntad una vez más…
De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían:
«Gloria a Dios en las alturas,
y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad».
Cuando los ángeles se fueron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «Vamos a Belén, a ver esto que ha pasado y que el Señor nos ha dado a conocer».
Así que fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño que estaba acostado en el pesebre.Lucas 2:13-16 (NVI CST)
Aunque muchos no se dan cuenta todavía, siglos de espera han llegado a su fin para Israel. El villancico ‘Oh Noche Santa’ captura este momento de una forma preciosa:
‘El mundo envuelto estuvo en sus querellas,
Hasta que Dios nos mandó al Salvador.
Una esperanza todo el mundo siente,
La luz de un nuevo día sin igual;
Con gratitud postrados adoradle; Oíd de lo alto la voz angelical;
¡Oíd, cantad! Nació el salvador.’ *
Dios: mi alma encuentra valor en ti. En tu amor y tu perdón encuentro una razón para celebrar. Mientras me preparo para celebrar tu venida, te ofrezco mi día como sacrificio de alabanza.
Y ahora, mientras me preparo para llevar este tiempo de oración al día que tengo por delante, el Señor, que me ama, dice en Isaías:
El pueblo que camina en oscuridad
verá una gran luz.
Para aquellos que viven en una tierra de densa oscuridad,
brillará una luz.Isaías 9:2 (NTV)
Oración para concluir:
Padre, ayúdame a vivir este día al máximo, siendo auténtico contigo en todo. Jesús, ayúdame a darme a los demás, siendo amable con toda la gente con la que me encuentre. Espíritu, ayúdame a amar a la gente que se encuentra perdida, proclamando a Cristo en todo lo que digo y hago.
Amén.